sábado, 3 de noviembre de 2007

Tongue-tied and useless.

-¡Jijí, tarde o temprano vas a tener que salir del baño! No podés quedarte toda la vida sentada en un inodoro...! –la retó S. Las imágenes de su infancia se esfumaron de golpe, mientras volvía al presente. Sí, era verdad, tarde o temprano tenía que salir. Así que se arregló las medias y salió del cubículo. Su ojos eran un desastre, todos hinchados de tanto lagrimear. Se lavó la cara, se peinó y salió, seria, a enfrentar la situación.
Todos la miraban callados, pero nadie se animaba a decir nada, excepto S., que la observaba con el seño fruncido:
-Jijí no podés reaccionar así, basta de ser tan caprichosa, ahora vas, te sentás y te ponés a trabajar.
-¡Ay, bueno, S., es que vos no entendés, Callejas me gritó mucho! ¡A mí me hace mal que me traten así!
-Me importa un carajo qué te hace mal, Jijí, no podés llorar cada vez que algo te sale mal, ahora, andá a trabajar.
Jijí miró compungida a todos pensando que nadie la entendía. Caminó con sus taquitos hasta su escritorio donde se puso a escribir todos los memos que tenía atrasados. Al rato la llamó su novio que se acababa de despertar:
-Jijí, al final me voy hoy para Cariló porque me llevo el auto, no creo que nos podamos ver, pero cuando llegue te llamo.
A Jiji le importó un pito que su novio se fuera o volviera. Porque no te vas un poquito a la mierda en vez de a Cariló y me dejás de romper las pelotas vos, tus amiguitos y toda tu familia juntos, pensó Jijí. Pero lo único que se animó a decir fue “ok, no te olvides que el próximo fin de semana voy para allá, pero acordate de preguntarle a tus amigos si no les molesta que vaya.”
-Obvio que no les jode Jijí, no empieces a romper con eso otra vez, lo tengo todo organizado, te mando un beso nena.
Jijí sintío una puntada en el estómago, odiaba más que nada en el mundo que le dijera “nena”, pero le daba cosa decirle... Siguió tipeando en la compu toda la tarde: tictictic, estaba compenetradísima en su trabajo cuando su jefe, el Licenciado Nestor, la interrumpió.
-Jijí, te presento a Pedro, él va a trabajar con nosotros. Acá te dejo el curriculum y todo lo demás para que le redactes el contrato.
-¡Hola Peter, bienvenido a bordo!
“Peter” contestó con un tímido hola. Era alto, pálido y flaco. Su pelo era oscuro. Muy oscuro.
Jijí leyó con detenimiento el currículo:
-Licenciado en Ciencias políticas. Ajá. 26 años. Ajá. Signo escorpio. Estoy en todas,¿eh? Es lo primero que me fijo. El signo. Es re importante. Bueno, vení que te muestro las instalations. Este es mi escritorio. Y ese es el de S. Y ese el de Caro. Abajo tenemos la cocinita con el comedorcito, donde podemos almorzar y ver la novela, aunque en este momento, no sé si es una buena idea... Está súper aburrida, jeje. No, bueno, quiero decir, no sé si es una buena idea porque yo tuve unos problemitas con el decano, que si querés te cuento, pero después porque ahora estoy re down, no me siento de ánimo, estoy un poquitín depre por todo lo que me pasó... Que es una estupidez, pero yo soy híper sensible, ¿viste?”
-Ah.
-Vos no hablás mucho, ¿eh? Don´t worry, para eso estoy yo, hablo por todos acá. Jeje. Esta es la máquina de café, podés tomar todo el café que quieras. ¿Te gusta? También te podés comprar bebidas frías y guardarlas en la heladera.

Cuando terminaron de hacer el recorrido ya era hora de irse, así que Jijí tomó su cartera, se peinó un poquito y corrió a la estación para no perder el tren. Estaba un poquitín triste por el episodio del mediodía pero estás cosas pasaban a menudo en la vida de Jijí, así que decidió no seguir haciéndose mala sangre.

El tren estaba repleto. “Perdón, ay perdón, ¿me hace un lugarcito? ¡plis!” Jijí se acomodó entre el tumulto y se tapó la nariz con un pañuelito con olor a colonia La Franco. Estaba agotada y muerta de calor. Mientras pensaba en los pros and cons de irse de vacaciones con su noviecito, sintió que algo se movía adentro de su cartera. “¿Un ratoncito curioso?” sonrió Jijí pensando. No, no era un ratoncito, Jijí dejó de fantasear boludeces y entró en la realidad for a change. Era evidente que alguien estaba tratando de robarle la billetera, pero sin saber por qué, no tenía fuerzas ni ganas de decirle nada, lo único que pudo pensar fue que por más que buscara con ganas, no iba a encontrar la bille porque tenía la simpática forma de un monito, así que le sería difícil reconocerla como billetera... Jijí se sobresaltó. ¡No podía quedarse tan tranquila, así nomás, sin hacer nada, mientras el ladrón, con una carpeta que tapaba sus manos laboriosas, revolvía su cartera! Optó por actuar:
-¡Señor! ¿qué hace? ¡Me parece que me está robando!”
El ladrón no pudo hacer otra cosa que mirarla con seriedad y contestarle:
-Pero piba, ¿dónde mierda metiste la billetera?
-Así, por más que revuelva, no la va a encontrar, así que ¡Basta! ¡Me está robando!
La gente que estaba alrededor la miraba en silencio, sin reaccionar, mientras el ladrón de lo más campante, aprovechó que el tren se detuvo en la estación y se bajó.
¡Jijí se quedó helada de la indignación, roja de bronca, temblando de furia! Le saltaban las lágrimas pensando que tendría que haberlo, al menos, puteado y tuteado...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

“Discúlpeme que lo interrumpa, señor Ladrón, pero es que ¿acaso usted está queriendo apoderarse de mis pertenencias?”
Ciertamente, Jijí debió —al menos— tutearlo. Ojalá haya aprendido esa lección.
Saludos, muy lindo el blog.
C.

Anónimo dijo...

hola hola. vengo de parte de Carpe.

Empecé a leer desde abajo, deme tiempo. Me interesa me interesa, de los pies a la cabeza. Voy por el capítulo 2.
No sean putos y vayan despacio así los alcanzo, I say.

Anónimo dijo...

Voy por acá! ya llego, ya llego!

Jijí enamora a los lectores.
Me encanta este blognovela.
Por fin encontré lo que U2 estaba looking for.