Jijí encaró para la salida con rapidez y precisión. El chico puteaba a lo lejos, la imagen le trajo a la mente el recuerdo de ese otro chico del cole que había roto de una trompada la puerta del baño porque Jijí no quiso salir con él. En ese entonces le habían dicho que había sido su culpa por no haber sido lo suficientemente clara... ¿Y ahora? Siempre terminaba mal. Evidentemente había un problemita de comunicación.
Tan concentrada estaba en su huída que sin darse cuenta se llevó por delante a alguien.
-¡Ou! ¡Lo sientou! Iou nou vi tú...
Un rubio de casi dos metros de alto la miraba desde arriba. Jijí alzó la mirada y sus ojos brillaron de la emoción. ¡El rubio literamente resplandecía! Una luz angelical rodeaba su cabeza. Bueno, en realidad la luz era el efecto del farol que estaba en la pared... pero en la cabeza de Jijí la imagen representaba la llegada de su anglo-saxon savior.
-Don´t worry! –contestó nerviosa Jijí- ¿De dónde eres tú?
-Iou soy América. Em...em... iou aquí para business.
-¡Genial! ¡Ah! Pero no te voy a hablar en English, así practicas un poco, ¡eh! ¿Y te gusta la Argentina?
-Iou gustou muchou Arshentina. ¡Lomou baratou! ¡Es ridiculoso!! ¿Qué es tu nombre?
- Yo soy Jijí. ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
-Andrew.
- Bueno, Andrew, es necesario correr ahora (Jijí hizo gesto de trotecito cerrando los puños) ¿Comprendes? Pero este es mi número, call me, ok? Si quieres te “ievo” a conocer Buenos Aires.
Esta movida fue un poco shocking para Jijí, acostumbrada como estaba a quedarse calladita, pero tenía que seguir practicando lo que le había enseñado su amiga y además, si no se era directa y se apuraba, existía la posilidad de que el otro chico le gritoneara un poco más.
Por otra parte, si GOW estaba desaparecido, pues Andy y su magnífica cabellera rubia tendrían que servir para algo... Jeje... Ay bueno! ¿qué iba a hacer?... mf! Que se jorobe por no darme bolilla. ¡Puto de mierda!
Ya sentada en su autito Jijí fijó la mirada en el vacío. Sentía algo de culpa. No le gustaba ser mala, ¡pero no lo podía evitar! ¡Qué querían que hiciera! ¡Si tenía el bolso listo para viajar! ¡Honk honk! Un bocinazo repentino la sacó de sus reflexiones. Una fila de autos esperaba que avanzara:
-¡Dale piba! ¿Quién te enseñó a manejar?
-¡Ay! ¡Sorry! ¡No me griten que ya avanzo!
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